Slipknot (2001)
Durante 1999, unos jóvenes Slipknot irrumpían en el ambiente del rock pesado con unos elementos new metal (algunos realmente originales, otros predecibles), pero que traían consigo más sorpresas estridentes, incluso más allá de una muestra horrífica y teatral bien definida. Como emergentes del mainstream, cosecharon millones de dólares en ventas y toda la fama que eso acarrea. Y como era de esperarse, en el caso de muchos rockstars norteamericanos, los excesos etílicos y psicoactivos les pasaron factura. Por fortuna, la inmundicia les fue terapéutica y un aliciente para salir de la decadencia; fruto de esos días salió su segundo álbum Iowa, en agosto de 2001 (ajá, días antes de que el mundo entero se fuera a la mierda).
La producción fue obra de la propia banda y del productor Ross Robinson (KoRn, Deftones, Sepultura); pero fue un proceso difícil, lleno de apatía y periodos de inactividad, causados tanto por las drogas como por las tensiones entre todos ellos. Curiosamente, fueron Joey Jordinson y Paul Gray los responsables de componer casi todas las canciones (ambos ya fallecidos), mientras el resto de los enmascarados intentaban seguirles el paso. Una de las declaraciones más crudas es, sin duda, la del vocalista Corey Taylor, quien afirmó en una entrevista grabar las voces de la canción Iowa desnudo, vomitando y haciéndose daño con un cristal roto.
Joey Jordinson, baterista en ‘Iowa’ (fallecido en 2021)
Paul Gray, bajista en ‘Iowa’ (fallecido en 2010)
El álbum es realmente oscuro y a la vez, bastante técnico. Aunque fue creado bajo circunstancias precarias (emocional y psicológicamente hablando), lanzado además para una época difícil en el mundo (el trágico ataque al World Trade Center), logró convertirse en disco de platino en Estados Unidos y Canadá. Es un trabajo muy querido por parte de Slipknot; intenso, agresivo, cargado de ira, odio y dedicado a su lugar de origen (Des Moines en el estado de Iowa), un lugar que los integrantes del grupo no han descrito como el sitio más ideal para crecer. Una pieza que contribuyó a lo que Slipknot significa 21 años después para el metal, cuando siguen en evolución, sorprendiendo con material novedosamente extremo. De seguro, algunas de sus canciones sonarán muy fuerte a comienzos del próximo mes, cuando la agrupación se presente ante la audiencia del festival Hell & Heaven Open Air, en México.