Por: Joel Cruz
formación clásica de Pantera (rollingstone.com)
Desde la llegada a la discotiendas de Cowboys from Hell en 1990, Pantera se convirtió en una especie de «zona gris», entre todas las opciones de headbanging que había para escoger durante la época; un álbum completo, pero sin radicalizarse de lleno en las etiquetas thrash, hardcore, hard rock o heavy. Hoy, aunque es muy sabido que la agrupación conformada en Arlington (Texas) por los virtuosos hermanos Vinnie Paul y Dimebag Darrel Abbott llevaba puliendo su sonido a lo largo de algunos Estados Unidos sureños desde 11 años antes, este dato solo era conocido solamente por sus fanáticos excesivamente devotos.
Como una circunstancia triste para los seguidores ortodoxos, pero un hecho afortunado para el resto de la humanidad atraída por el rock pesado, Pantera sería muy familiar para las escenas de varios países, después de este trabajo; producto de un cambio abrupto en cuanto su estilo de tocar, la calidad de sus producciones y su presencia visual. Todo, claro está, con el soporte de multinacionales al servicio de la industria musical (por molesto que sea para algunos).
Cual efecto dominó y por este detalle nada minúsculo, la sonoridad de la banda también formada por Rex Brown y el polémico Phil Anselmo, vive en al menos un episodio anecdótico, si hablamos de los círculos de música extrema en cualquier localidad. Por la misma razón, su nombre, fácilmente de recordar, es símbolo de cultura popular metalera masiva. Eso explica por qué el cuarteto es tema de conversación para mal (principalmente por la antipatía hacia su cantante), o para bien, básicamente por la carga poderosa e inherente en sus canciones (sí, agitar cabeza con los últimos minutos de Domination en su versión Moscú 1991, y ojalá con licor en la cabeza, es extraordinario).
Pantera para el 2023 (rockaxis.com)
Pantera vuelve, pero no como muchos lo soñaron
Desde la trágica muerte de Dimebag Darrell en el 2005 y el posterior deceso de su hermano Vinnie Paul 13 años más tarde, las esperanzas de ver y escuchar en su vivencia más cercana al Pantera de Cemetary Gates, Floods, 5 Minutes alone, This love o Revolution is my name, (sí, calmados: También Walk, Cowboys from Hell, Fucking hostile, I’m broken y Mouth for war), eran casi nulas hasta hace unos días, cuando se hizo pública la noticia de que Anselmo y Brown retomarán para el 2023 las riendas de la agrupación junto a Zakk Wilde (Black Label Society/ Ozzy Osbourne) y el Anthrax Charlie Benante. Un hecho sorprendente, pero lleno de sabores agridulces, ya que no son pocos quienes reclaman el acto como una intención descaradamente comercial de los músicos y una falta de respeto a los miembros difuntos.
Por encima del sentimiento romántico y apasionado que genera el fanatismo de la cultura heavy metal, el género básicamente sería imposible de conocer por el grueso de sus fans, si en su difusión no hubiera existido una táctica comercial, así fuera rudimentaria. Por ende, las maneras de difundir la música ahora son diferentes, en relación a la era pre digital y clandestina del underground.
Damage Plan, antiguo proyecto de los fallecidos hermanos Dimebag Darrell y Vinnie Paul Abbott de Pantera
La música funciona con modelos de negocio y eso es lo único verdadero
Buscando de nuevo abrirse paso entre el oscurantismo de la pandemia, la industria musical (no importa el género), siempre está abogando al lado emocional de quienes declaran un gusto por la música como producto (en un entorno globalizado, todos somos consumidores y potencialmente compradores de algo).
La nostalgia, ante esto, es una herramienta poderosa; es difícil encontrar un sector económico del entretenimiento que no busque satisfacer una necesidad emotiva. En efecto, si esta hizo parte de una etapa tan clave en el ser humano como la adolescencia o la juventud temprana, será aprovechada sin duda. En ese orden de ideas, la simple concepción de que Pantera (si así se le puede llamar) llene salas de conciertos por doquier, llevará a cabo la exaltación de emociones en favor de la afición sonora, pero, sobre todo, de la circulación de dinero, aunque estas estrategias no sean nuevas. De hecho, son las que hacen posible que una escena musical (otra vez, no importa el género), crezca, sea viable, salga de la precariedad informal y tenga condiciones sociales y políticas más cómodas para existir (otra vez, por molesto que sea para algunos).
Philip H. Anselmo & The Illegals, proyecto del frontman de Pantera
En definitiva, Pantera 2023 será esa oportunidad dedicada a los fans que nunca han podido trascender su experiencia más allá del tope cover o tributo hacia el grupo norteamericano. ¿Cómo se desea ver, desde qué óptica? ¿Valdrá la pena? No es posible hacer conjeturas, por lo menos mientras se conoce muy poco del anuncio. Pero si algo se sabe, aquellos que tienen cierto poder de elección son los compradores de las entradas al show. Todo lo demás, son palabras frágiles que se las lleva el Facebook.