“...Vivía delante de su gran espejo sombrío, el famoso espejo cuyo modelo había diseñado ella misma...Tan confortable era que presentaba unos salientes en donde apoyar los brazos de manera de permanecer muchas horas frente a él sin fatigarse. Podemos conjeturar que habiendo creído diseñar un espejo, Erzébet trazó los planos de su morada. Y ahora comprendemos por qué sólo la música más arrebatadoramente triste de su orquesta de gitanos o las riesgosas partidas de caza o el violento perfume de las hierbas mágicas en la cabaña de la hechicera o -sobre todo- los subsuelos anegados de sangre humana, pudieron alumbrar en los ojos de su perfecta cara algo a modo de mirada viviente. Porque nadie tiene más sed de tierra, de sangre y de sexualidad feroz que estas criaturas que habitan los fríos espejos”.
Alejandra Pizarnik/La Condesa Sangrienta
La etapa final de los noventa fue complicada. Continuando su masificación iniciada tiempo antes, el fenómeno metalero causaba el descontento de sus fieles, conservadores del underground. Cradle Of Filth fue por años el símbolo de ese metal que como afirmaban coloquialmente los más ortodoxos “se caspió” en terrenos comerciales, tema debatido en interminables noches de bar que intentaron zanjar la frontera confusa entre lo verdadero, lo digno de culto en contraposición a lo falso, lo fashion (adversario natural de lo exclusivo y no mercantil) o aquello que no merecía ser llamado metal, según los presuntamente versados en el tema.
Grabado en los estudios Abbatoir de Birmingham (Inglaterra) se publicaba bajo Music For Nations para abril de 1998 “Cruelty And The Beast”, una gigantesca oda musical a la hoy por hoy más famosa asesina en serie, Elizabeth Bathory. Parte considerable de quienes leen el presente texto fácilmente reconocerán las referencias a la ‘condesa sangrienta’, ampliamente reputada en los círculos metaleros para bien o para mal, situación que facilita el escudriñar en su historia como un acto de justicia poética, realizado en complicidad con el tercer larga duración de los ingleses. Puede que abunden buenos ejemplos de las menciones en las bellas artes respecto a su legado macabro (en la literatura y el cine existen trabajos impecables), el disco de Cradle Of Filth se sigue ufanando de ser tal vez la obra musical que trata de manera más extensa la imagen bellamente morbosa de Erzsébet, su nombre más acertado en los círculos vampírico-puristas de la penumbra contemporánea.
“Csejthe, powerful castle of death, the most pleasant to the Countess Bathory;
there she fulfilled her bloodlust and its walls became her dark grave.
Damned castle rest in the shadows of those inaccessible peaks, still in its dungeons screams of sacrificed
maidens are heard in the night”
Mysteriis/ Csejthe
A la par que el grupo desdibujaba la línea que separaba su primera etapa Black Metal hacia las escarlatas y espesas aguas de lo gótico (no vale la pena entrar en detalles acerca de lo que sucedió después) metafóricamente hablando, el vocalista y compositor principal Dani Filth se internaba en la espesura de Csejte, castillo y hogar de la noble húngara para evocar vestigios de glóbulos sanguíneos ensoñados en belleza, adicta a la vanidad en extremo; la sevicia de lo inocente, mezclada de paso con una avaricia por la atemporalidad y la lozanía perpetua. En este escenario de tortura, la agrupación británica innovó con un trabajo conceptual donde el vampirismo era tema ya abordado por algunos de sus colegas, incluso sobre un personaje igualmente mencionado en el metal pero bajo un sentido sofisticado, acto que lo hizo eficazmente visible en la cultura popular. La belleza era cruel hasta sus límites y ahora existía testimonio de ello.
“Me levanté y caminé hacia la puerta, pensé que se estaba duchando pero no escuchaba caer el agua. La llamé por su nombre: – sigue, estoy en la bañera –respondió. Abrí lentamente la puerta. Estaba desnuda y me miró sonriendo con la sonrisa más sensual y cruel que yo he visto. No era agua lo que ella tomaba en sus manos y derramaba sobre sus senos. Era un líquido rojo y espeso que con seguridad había brotado de los dos cuerpos desnudos colgados al lado derecho de la bañera, tan pálidos como sólo puede estar un cadáver que ha sido despojado de toda su sangre”.
Ricardo Abdallah/ Noche de Quema
En “Cruelty…” debutaba para el rol de teclados Les “Lecter” Smith, miembro permanente en la banda hasta el año 2002 para luego unirse a Anathema, indiscutibles maestros de las atmósferas en el rock. Justamente su desempeño para este disco fue determinante en las melodías sensualmente angustiantes que acompañaron a las canciones, fórmula en su momento exótica y paso aventajado en los arreglos que definieron su esencia fantasmagórica, fuerte primordial de la grabación. Las voces femeninas, factor explotado a lo largo de sus producciones tienen aquí carácter especial gracias a Sarah Jezebel Deva (no necesita presentación) y Danielle Cottington, quien trabajó con la banda desde su Ep 1996 “V Empire...”, siendo el álbum homenajeado su última participación en el grupo. Uno de los puntos cumbre sin embargo fue el aporte de Ingrid Pitt (1937-2010), actriz y símbolo sexual del terror en los años sesenta y setenta (la misma Countess Dracula de 1971), ambientando los diálogos de la vampiresa para ‘The Twisted Nails Of Faith’ junto al corte épico, condenadamente épico del álbum, ‘Bathory Aria’.
Video: ѕιиιѕтєя мυѕтαfα (YouTube)
Dani Filth por su parte, se hallaba hace dos décadas en el apogeo de su voz, notablemente original. Aunque el esplendor de su técnica no sea el mismo y se perciba en sus cuerdas vocales la rotación extenuante de los días, sigue siendo una nota aparte en el mundo de la música. Las guitarras, aunque repetitivas en algunos pasajes, también representaron una marca sobre la propuesta de la banda. No es ningún secreto que durante la época COF tuvo en su equipo una auténtica élite, efecto que lentamente fue desvaneciendo su aura con el cambio de integrantes. La primera etapa de Cradle como banda ganadora empezó su final con la despedida de Nicholas Barker un año después de publicarse este álbum, aportando en el mismo un fragmento enorme de su talento, pero poco grato como resultado y gran lunar en la producción final.
Ingenioso en arreglos e implementación melodiosa “Cruelty…” no se quedó con las leyendas históricas de la dama confinada por la ley hasta su muerte terrenal, sino que agotó la pulcritud de la poesía con el matiz victoriano de su frontman, ilustrando desmesuradamente apologías bathorianas; al mejor estilo de la anti heroína caída en desgracia por el precio de sus eróticos y excesos ego maníacos, la mujer sombría al final de la ópera extrema se ufana de resurgir como silueta amenazante al pactar un idilio con el Diablo, comunión que da vida esta narración, una perspectiva atractiva teniendo en cuenta que actualmente el grupo sigue activo con material nuevo, además de la gira generada en consecuencia; añadiendo a propósito que su líder prometió buenas cosas para celebrar el aniversario de esta pieza clásica. “There is No Beast without Cruelty” afirmaba Nietzsche y así está impreso para el arte del compact disc. En ocasiones y en campos como el arte, el mal debe triunfar.
Como las mejores deudas que al final tienen su justo pago, la agrupación presentó una nueva versión de la antología remezclada y remasterizada. Pueden compararla con la original de 1998 y juzgar por ustedes mismos:
2019
1998
"Gravid with madness, like a feculent dirge,
that obsesses the heart.
I am covened by words,
to avenge her ebon splendour and surrender,
my soul to the dead to achieve.
Prophecies of libidinous scourge,
horripilation braying o’er carious herds.
Vexing nightmares and their weak prayers,
to a no one there, to hinder her decree.
To weed the world of their disease!
As shadows unblind mine eyes to see,
the meat that is their congregation"
Cradle of Filth/Lustmord And Wargasm
Nota editada el 02/11/2019
Joel Cruz