Nuevamente me encuentro ante el reto de analizar las novedades que ofrece musicalmente hablando, la agrupación Guerra Total. Sería sencillo decir “Uff el álbum es muy brutal, te hará sacudir la cabeza como un headbanger de verdad, riffs poderosos, apoyen lo nacional, el metal es cultura..." en fin… muletillas facilistas e inapropiadas de quien les escribe, inclinado más a otro tipo de opinión. Espero por el contrario narrar desde una óptica singular pero respetuosa, una nota acorde a lo depurado en la elaboración que evidentemente posee el disco. Basta oír atento sus siete anteriores trabajos para notar que el sonido de este álbum no obedece a un capricho ingeniado por una campaña de marketing engendrada en el inframundo, sino que constituye la respuesta a una línea definida por años, en concreto gracias a un quehacer continuo, edificado en la terquedad de sus integrantes, empeñados a su vez en no ceder al vicio de vivir cómodamente como leyendas locales con pies de barro, ni resguardados en crear producción esporádica para justificar la edad de un logo, mal común de muchas bandas actuales en el mundo. Si bien su historia tuvo alguna vez en palco de honor a los zombies y de paso la simbología que cargan sobre sus hombros, es paradójico observar que en más de veinte años de existencia su repertorio está de hecho bastante vivo, curiosamente originado en las raíces del metal extremo clásico (bases thrash, ahora más orientado al black y death metal) inspiración que siguen respetando hasta la fecha, pero replanteada desde la experimentación por y para la música misma. Formado como Eternal Drak, reestablecido tiempo después con su nombre más reconocido, el grupo lanzó hace diez años su demo homónimo y desde ese punto en su historia ha sido imposible decir que alguna de sus obras es igual a otra, o en su defecto, que alguna de ellas busca repetir la misma fórmula de su antecesora (bueno resaltar de todos modos, GT no se muestra interesado en las fórmulas de aclamación masiva). "El Cosmicismo y el desamparo existencial de la humanidad en el universo, Parte II & III", nombre del larga duración constituye el paso más allá del trabajo que le precede de inmediato, es decir "Nihilistic Malthusian Manifesto (The Ouroboros Cosmic Indifferentism)". Importante comprobarlo porque a pesar de ser dos producciones separadas por corto tiempo en sus respectivas fechas de publicación (Nihilistic en febrero de 2017 y El cosmicismo, lanzado completo hoy 20 de abril), este último responde a toda la base estructural abordada en su séptima placa. Por otro lado, quien ya tenga el cd en sus manos cuenta no solamente con el trabajo de una agrupación que demuestra ahora mayor preocupación por diseñar letras impactantes, sino en las cuales los vocablos en español resaltan por su orgullo estético y la contundencia de su mensaje hacia el metalero hispanohablante.
La crudeza lírica en su concepto es justamente algo de lo llamativo en El Cosmicismo: Desde un ángulo anticristiano, pero señalando la debilidad del humano como cómplice en su decadencia, canciones como ‘Tu Dios Nunca Ha Existido (Misanthropic God II)’ son en realidad dicientes: Con un acompañamiento en guitarras veloces (las mejores del larga duración), distorsionadas, emulando claramente las primeras etapas en el black metal, ahora se notan mayormente lúcidas a medida que se recorren las canciones bajo el mando del músico DeathFiend. Un equilibrio entre permanecer sobre lo que hace posible la identidad de Guerra Total junto a esa gama sonora que se adentra en otros espacios, se transforma en un reto asimilado por la grabación; no es fácil identificarlo. Uno de los tracks que se impone en toda la antología se llama ‘Aria Chao’. Demonslaught a propósito, es el protagonista intelectual en las composiciones, aportando su bajo y también voz, cualidad que aquí es más notoria en relación a épocas anteriores, jugando hábilmente en el rol por supuesto con Jordicaz, vocalista principal. La combinación funciona, tiene un eco denso al que ciertamente las palabras del idioma contribuyen.
Los blast beats de la percusión se llevan una mención mayúscula, desafiantes minuto a minuto. Inmerso en un terreno que no cualquiera conoce perfectamente, GT siempre se destaca por homenajear eso sí a un conglomerado enorme de agrupaciones propias de la vieja escuela, identificadas por preservar las bases de un temperamento legendario en sus propuestas, marcado en detalles como el manejo de la batería. Más emparentados tal vez con bandas de Europa Oriental que con la hegemonía Escandinava (en la era de internet y las redes sociales muchos fanáticos radicales creen que todo el black metal es noruego y todo el black metal habla exclusivamente de satanismo) la agrupación se ha puesto en la tarea de captar lo particular, lo que define a sus influencias para elaborar elementos únicos. Ser original como un camino después de dos décadas, extensos toques, bastantes vinilos, casetes y discos compactos no es fácil, aunque en la era 2017-2018 ese norte se percibe mucho mejor. Pero no toda la responsabilidad del metal descansa sobre la instrumentación común: Si en Nihilistic los pasajes ambientales empezaban a ganar respaldo, para este nuevo cancionero son nuevamente técnicos, ubicados adecuadamente con cuerdas acústicas (‘Odio al Traidor II’), teclados (‘Reditus Aeternus’), pista cinco) y cítaras (‘Asidero en la Oscuridad’), dando una tonalidad sombría, especial. No está de más tampoco agregar en esta apreciación que el álbum tuvo un nivel de dificultad al momento de ser fragmentado en palabras, pues su esencia speed no lo aleja para nada de ser profundo, complejo de entender desde su cosmogonía, rica en temáticas ligadas a los desvaríos más disímiles de la mente humana como autora de su propio exterminio, circunstancia que permite codearse en un mismo círculo personajes de la alcurnia tanto de Bukowski como del infaltable Lovecraft, por nombrar apenas dos de sus tutores letrísticos.
Grabado en la población colombiana de Funza (Cundinamarca) entre 2016 y 2017 en el Area 51 Studio donde la totalidad de su producción estuvo a cargo de la propia banda, moldeando un estilo que delata la intención de proteger la identidad de su herencia musical e intencionalmente orientada a representar sonidos del pasado, pero desde una faceta contemporánea. El sello responsable del lanzamiento corresponde a Hidden Marly Production originario de Japón, distribuido por los también nipones Zero Dimensions Records. Para quienes disfrutan de los formatos viejos también existe una edición en tape gracias a Living Metal Producciones. Después de mucho tiempo, Guerra Total vuelve a incorporar una portada multicolor, atribuida en esta ocasión a Alexandr "Kwaadnar" Balinets, también responsable del arte para agrupaciones como Deicide, Luciferian y Opiate.
Joel Cruz
@johellcrvx