2.000 almas sedientas de heavy y power metal abarrotaron la primera jornada de Bogotá Metal Fest.

Fotos: Alejandro García

Crónica: Rocío Acosta

Considerados históricamente como uno de los máximos exponentes del metal alemán, Grave  Digger son sin lugar a dudas, uno de los pesos pesados del metal mundial, con una carrera que  sobrepasa los 40 años de trayectoria.

Debió transcurrir bastante tiempo desde aquella visita de Grave Digger a Colombia, en el año 2011 promocionando su álbum “The Clans Will Rise Again”. Muchos años de sed, anhelando el heavy metal contundente de esta banda hasta que Bogotá Metal Fest lo hizo posible este año. Una acertadísima elección para el potente cartel de la jornada. Para aquel 2011 se contó con Hans Peter “H.P.” Katzenburg. Sin embargo ahora, uno de los aspecto más interesantes en la evolución de Grave Digger es ver cómo se han reducido a un cuarteto y ya no cuentan con un teclista en el escenario. Marcus Kniep, quien hiciera las veces del mismo, ahora está sentado en la batería. El papel de la Parca en la introducción (y en las actuaciones posteriores) lo hace el Guitar-Tech. Hay que apuntar que las canciones funcionan sin las teclas y de una forma absolutamente atronadora.

Grave Digger tienen mucho más que ofrecer. Por eso se puede escuchar una acertada mezcla de lo nuevo y lo viejo. Ya sean clásicos como  "Excalibur" o "Rebellion (The Clans Are Marching", pero también canciones más recientes como "Lawbreaker".  Grave Digger convencieron en todo momento. Era evidente que los fans cantaban a grito herido.  Un potente Chris Boltendahl se adueñó del escenario y dirigió a antojo cientos de gargantas que cantaban a coro.  Boltendahl, como cantante aguerrido y frontal, relució durante toda la velada. El espectacular guitarrista Axel Ritt se destacó absolutamente con sus solos brillantes y demostró de forma impresionante que es uno de los mejores en su profesión. Marcus, el baterista, impulsaba a la banda tras la imparable batería.  Y el bajista Jens Becker aportó ese groove característico, dando un soporte profundo e inconfundible a cada canción del repertorio. Cuando Grave Digger tuvo que ir al encore en un abrir y cerrar de ojos, me pareció que el tiempo fue demasiado corto, para una banda tan extraordinaria. El clásico "Heavy Metal Breakdown" del álbum debut del mismo nombre (1984) concluiría el encuentro, dejando ese sabor a más. Y esperamos que su retorno al país no sea tan prolongado.

Como dato adicional, no podemos dejar de lado que el legendario álbum en directo de Grave Digger, “25 To Live”, salió a la venta el pasado 3 de febrero en una caja 4LP única y estrictamente limitada a través de Metalville Records. Este trabajo fue grabado en el año 2005 en Sao Paulo ante un público frenético e incluye 27 canciones entre clásicos y temas raramente tocados en directo.

Una merecida pausa entre el calor, el sudor y el compartir con amigos. Dentro del recinto ya se podían contemplar un tumultuoso aforo que se colmaba poco a poco, llegando al tope. Todas estas almas instaladas esperando con ansias su función estelar. La gente comienzó a silbar, en un intento de que se acelerase la presentación de los músicos en tarima. De repente, se apagan las luces, ha llegado la hora.

Rolf Pilve,  Matias Kupiainen, Lauri Porra,  el gran Jens Johansson y finalmente Timo Kotipelto hicieron su entrada triunfal de la mano de  “Survive”, que da título al décimo octavo álbum de estudio de la banda, lanzado el año pasado. Así es como Stratovarius dio su primero paso para prender al público de manera inmediata, plasmando emociones en un público que con fuerza gritaba entre tonada y tonada.

Mientras Timo cantaba e interactuaba con sus compañeros de escenario, aprovechó para saludar alegremente durante unos minutos a su querido público demostrando estar feliz de ver un teatro llenísimo y desbordando tanta energía y cariño.

En el desarrollo del repertorio, la banda logró poner a los oyentes a tono, con las manos en alto, hilando piezas primordiales en un show que nuevamente a parecer propio, pareció corto. Un acto totalmente satisfactorio en donde se vió a  Stratovarius acomodados en el escenario como sitio natural, ejecutando con precisión milimétrica cada instrumento y creando una conexión única en la que dejaron a más de uno con la boca abierta y el aliento contenido. El clásico que rompió con fuerza el aura vibrante del Royal Center fue “Paradise”. La euforia inundó el lugar. Kotipelto y compañía se mostraron agradecidos, cercanos y mostrando reverencia a su público, en un alto nivel de gratificación y entrega.

Con la ya familiar intro de clavecín barroco, se vivió uno de los momentos claves de la noche con la emblemática “Black Diamond” que rápidamente se transformó en uno de los platos fuertes de la jornada, además de la veloz batería con el pedal a fondo que la acompaña. Un clásico que hizo  volar la cabeza de los asistentes y que hizo que los saltos no se dejaran esperar. Las guitarras en un conjunto perfecto con teclados, batería y la voz de Timo al frente.

Grandes solos de guitarra, la potente voz de Kotipelto y la banda al completo, brindaron de vuelta el cariño a sus fans a través de cada una de sus notas. Un round más, inolvidable para esta jornada de grandes exponentes del heavy y power metal.

Se aproxima entonces de esta forma el acto de cierre.

Los amantes del metal de la vieja escuela esperaron pacientes por la siempre  aclamada y querida banda Accept. Todos estábamos felices de tenerlos nuevamente en nuestra tierra.

El teatro terminó de llenarse al completo con 2.000 almas expectantes por la banda alemana. De repente el recinto se quedó a oscuras mientras se elevaba una la ovación masiva de los asistentes. La espera mereció la pena. Accept entró inmediatamente en acción y desgranó la canción "Zombie Apocalypse". De entrada, el sexteto demostró que siguen siendo relevantes con sus piezas recientes. El vértigo del público era contagioso, muchos de ellos fans desde hace décadas. Fue maravilloso ver a estos incondicionales reunirse y contemplar a su banda favorita. A Wolf Hoffmann, miembro fundador, le brillaban los ojos, experimentando su sincera alegría al tocar. Cada miembro llevaba una sonrisa genuina en la cara durante toda la actuación y ejecutaron sus instrumentos con una especie de hambre que se satisfizo al público con cada improvisación. La sala rugió con temas clásicos como "Restless and Wild", "Princess of the Dawn" y "Fast as a Shark". Cada canción era un himno porque los devotos se sabían todas las letras. El auge y la vitalidad de su sonido heavy metal clásico resonaban con una fuerza impresionante.

Este conjunto está bien engrasado y ruge como una máquina de metal de combate. El nombre de Hoffmann es apropiado si tenemos en cuenta cómo enseñaba los dientes mientras destrozaba y arrasaba con los alaridos de su guitarra. Cada número era un delicioso bocado. Canciones como "Hung, Drawn, and Quartered",  pusieron de relieve su estilo dinámico, robusto y serio. Son en realidad una banda que se permite un pequeño exceso de confianza dadas las décadas que llevan dedicadas a su oficio. El batería Christopher Williams atronó con una rara clase de profundidad y diligencia. Los miembros relativamente recientes de la banda complementaron con habilidad  el sonido característico de Accept. “Balls to the Wall" daría el tinte de nostalgia mientras con reverencia los asistentes expresaban al unísono su gratitud. Cerrarían la noche con “I´m a Rebel”, dando por concluido una noche fantástica en la que muchos crearon nuevos y maravillosos recuerdos.

Galería fotográfica: Bogotá Metal Fest 2023 Noche Heavy - Alejandro García